UDZUNGWA

El lunes 11 de julio comenzábamos nuestra aventura en solitario y sin guías por tierras tanzanas, nos levantamos temprano y tomamos un buen desayuno en el hotel Veta de Mikumi, mientras observábamos como llegaban nuevos zhungus al hotel, una madre con sus dos hijas, una adolescente y otra un bebé de pocos meses, ella hablaba un perfecto suajili y mientras nosotros nos íbamos al cruce de carreteras, ella con su bebé iban a comprar algo de verdura y patatas, supongo que para realizar algún potito, posiblemente sería alguna trabajadora de una ONG o estaría realizando algún proyecto de cooperación, en definitiva, nosotros nos despedíamos  de Mikumi, y nos íbamos para Mang´ula.

De nuevo con las dos mochilas, la pequeña delante y la grande detrás, el cruce de carreteras estaba a unos quinientos metros del hotel y nada más llegar, varias ofertas de dallas-dalla para que nos llevaran a Mang´ula, la primera experiencia en dalla-dalla es impactante, íbamos agrupados y apretujados hasta que la circulación de la sangre se pone a prueba, fue el peor dalla-dalla de todos los que cogimos, pero además en mitad del trayecto nos tuvimos que cambiar, no sabíamos si íbamos a Mang´ula o acabaríamos en cualquier otro lugar, pero sin saber suajili y con el poco inglés que se habla en el interior de Tanzania, la primera aventura sí que fue una aventura de verdad.
El paisaje por los Montes de Udzungwa es impactante, un bosque tropical y múltiples plantaciones de maíz te acompañan por todos lados, muchas plataneras y algún árbol de mangos, algún camión atestado hasta los topes y muchos baches, son pocos kilómetros, pero hasta llegar a nuestro destino, el dalla-dalla nos golpeó maltratando nuestros cuerpos, además si llevas la mochila y alguna gallina te hace compañía o el trasero de alguna africana te apretuja contra la ventanilla, las dos horas de trayecto son un recuerdo difícilmente olvidable.

Llegamos a Mang´ula sobre las 13.00 horas y nos pusimos a buscar una Guest house o algún hotel barato, en el Twiga hotel nos pidieron una barbaridad, así que preferimos dormir en el Mountain Peak Hotel, una Guest house en el centro de Mang´ula, que sirve comidas y es el local donde los habitantes de este poblado van a jugar al billar o a tomarse unas cervezas mientras ven cualquier partido de fútbol. Nos cobraban 7.000 TSH la habitación sin baño y 10.000 TSH la habitación con baño, y recuerden que en esta zona del país no se puede compartir habitación dos hombres, por motivos religiosos, ya que la homosexualidad está penada con cárcel y los hoteles no permiten el uso compartido entre hombres.

Tomamos un arroz con algo de pollo y alguna soda y por la tarde intentamos ver cómo podíamos ir al P.N. de los Montes de Udzungwa, entre tanto intentamos alquilar algunas bicicletas y encontrar la puerta del parque, dimos muchas vueltas y llegamos a la sede del World Wildlife Fund for Nature (WWF), estuvimos hablando con un responsable británico, que nos explicó donde estaba la puerta del Parque, pero nos dedicamos a caminar entre las casas y las plantaciones y al final nos pasamos la puerta del Parque y menos mal que nos dimos la vuelta, si no llegamos de nuevo a Mikumi.

Estábamos cansados por la tarde, aunque bajamos al pequeño riachuelo que está cerca de Mang´ula, algunas fotos allí, mientras veíamos donde antes habíamos visto bañarse a algunos niños, el entorno de Mang´ula es paradisiaco y sólo recorrer la carretera (camino de tierra) es ya reconfortable y de repente, al lado del cruce entre las escuelas y Mang´ula está la puerta del Parque, a unos quinientos metros, por un camino entre árboles, estaba al lado y nosotros perdidos de allí para allá, estas cosas suceden cuando no se sabe muy bien donde uno está, preguntamos los precios, que ya sabíamos por la guía de “lonely planet”, 20 dólares la entrada por persona, 10 dólares más el guía y otros 10 dólares el todoterreno que te lleva y te trae de la puerta del trekking a la puerta del Parque una vez finalizado.

Así que al día siguiente a las 8.00 de la mañana estaríamos allí, dispuestos a hacer las 4 ó 5 horas que te llevan por el camino largo a las cataratas de los Montes de Udzungwa.


Entre tanto seguíamos dándole vueltas si nos merecía la pena coger el tren e ir hasta Mbeya, Blas era el que más empeño ponía y por fin encontramos la estación de tren, parecía que iba a llegar Karen von Blixen-Finecke en la película de "Memorias de África", aunque el sistema ferroviario de Tanzania está bastante abandonado, más tarde nos enteramos que la única línea de ferrocarril que funciona con cierta normalidad es la que une Dar es Salaam con Zambia, al día siguiente volvimos a la estación, a las 23.00 horas pasaba el tren, una muchedumbre esperaba la llegada del tren como el acontecimiento del día, es difícil explicar cómo puede haber tanta vida gracias al comercio que genera el paso del tren, y desde luego, una pena que hayan abandonado este medio de transporte, evidentemente todo lo que ha sido heredado de la época colonial ha sido denostado por los matices de sometimiento al Imperio. Pero sin duda, poco a poco Tanzania y el África negra volverán a tener las infraestructuras que se merece un país tan bello como es Tanzania.
Nosotros nos fuimos pronto a la cama, pero la música y el alboroto en el bar del Mountain Peak hacia que el sueño no llegase, pero otra nueva aventura estaba por llegar, un zhungu que habíamos visto por la mañana se había emborrachado y al darle el cambio otro le había robado las vueltas, se armó un enorme jaleo y tuvieron que llegar los rangers, Blas se atrevió a salir a ver qué pasaba, mientras que Omar y Juan intentaban que pasase la “tormenta” y por fin pudiéramos dormir.

El 12 de julio realizamos el único trekking que hemos realizado como tal por Tanzania, eso sí, largos paseos los hemos hecho a diario, pero aquí realmente teníamos que ascender por un bosque tropical hasta las cataratas de los Montes de Udzungwa, la dificultad es media y el sendero está perfectamente balizado, desde la puerta del Parque, donde se pagan las tasas, hasta la puerta donde se inicia el trekking hay 10 kilómetros, por lo que te acercan con un todoterreno de la W.W.F. y luego te recogen, el guía hacía este recorrido todos los días, así que puso un ritmo agotador al comienzo, nos costaba seguirlo, por lo que con la escusa de hacer algunas fotografías o de beber algo de agua, nos tomábamos algún respiro que otro.


Serán más o menos tres horas de subida hasta la cúspide de la catarata más alta de Tanzania, desde allí se divisa un enorme campo de labranza y una extensión enorme de tierra, se escucha el sonido del agua y te puedes sentar al lado de una pequeña cascada, que es la antesala del salto de agua más grande de este país africano.

Allí tomamos algunos frutos secos, algunas barritas energéticas y algo de agua, lo compartimos con nuestro guía y nos dió algo de envidia ver la zona de acampada, puedes llevarte la tienda de campaña y pasar la noche allí, debe ser genial hacer algo de fuego y dormir en un bosque como este.
Nosotros nos dispusimos a bajar por el lado corto, son unos treinta minutos y al llegar a la base de la cascada, se contempla con toda su magnitud este impresionante salto de agua, te puedes bañar, pero el agua debe estar fría como el hielo, y algunos de nosotros, debido al frío que pasamos en Iringa, nuestras gargantas no estaban para castigos de ese tipo, quizás que estuviésemos unos treinta minutos allí, antes de subir por donde habíamos bajado y recorrer el último tramo de este trekking, se pasaba por algunas casas y algunas plataneras hasta llegar a una antigua casa abandonada.



El salto de agua que se contempla es espectacular y sin duda, que merece la pena estar un buen rato contemplando la belleza de un lugar como este.

El todoterreno de la W.W.F. no llegaba y Blas y Juan decidieron ir a buscar un “restaurante”, a pocos metros había una señora que preparaba comidas, unas perolas de arroz y judías, con algo de pollo en salsa, por lo que Omar y el guía se unieron mientras esperábamos al todoterreno, y nada más terminar de comer regresamos a la puerta del Parque, aunque antes les dimos las manos y pasamos un rato con un grupo de niños, que no paraban de sonreír y de llamarnos: “zhungus”, “zhungus”, al final te gusta ver que la simpatía y la naturalidad es lo que hace de estos momentos inolvidables.

Teníamos pagada la entrada al Parque hasta las 18.00 y cerca de la puerta había algún trekking más corto y una bellísima cascada, de nuevo nos sentamos un rato, ya que un poco arroz y pollo no dan tanta energía, y sin duda, siempre viene bien parar y contemplar estos paisajes.

Decidimos regresar al hotel, ducharnos en la habitación de Blas, que era la única que tenía ducha y cenar algo en algún local, nos fuimos al restaurante de otra Guest House, quiero recordar que era "The White House", pero no estoy seguro, se cenaba bien y además lo pudimos acompañar con alguna cerveza fría, la noche llegó rápido y en estas zonas la oscuridad se hace más profunda, no hay electricidad y en los locales que hay luz es generada por generadores, así que después de cenar y comprar algo de fruta y agua en alguna tienda en el bacheado camino que hace de calle principal de Mang´ula, volvimos a la estación de tren, esa fue nuestra única oportunidad de coger el único medio de transporte que no cogimos en Tanzania, y creemos que debe ser toda una experiencia, ya que este tren si tiene 1ª clase, ahora, el que va por Tabora a Kigoma, sólo hay 3ª clase y los propios tanzanos se sonríen cuando te oyen hablar del tren.
Antes de irnos a dormir reservamos el billete a Morogoro para la mañana siguiente, no éramos conscientes que sería la “anécdota” del viaje, la curiosidad dentro de un viaje lleno de ellas, en uno de los chamizos que hacen la función de oficina de billetes, una mujer nos vendió los billetes a Morogoro, Blas le insistió sobre la hora, ella hablaba suajili, y Blas fue el único que se aprendió los números, estaba claro que había dicho que el dalla-dalla salía a las 12.00 horas, los compramos y nos fuimos tranquilamente a dormir, esperando que esta noche fuese más tranquila que la anterior, pero no fue así, a las 6.00 de la mañana escuchábamos: “zhungus, the time is over”, “zhungus, bus to Morogoro is ready”, “time is over, zhungus”…pensábamos que era de broma, pero al final nos vinieron a buscar a la habitación del Peak Mountain, Omar preguntó: “¿Qué hacemos?”, y todos dijimos: “Pues hacer las mochilas y marchar”, nos estuvieron esperando hasta las 6.30, allí nadie nos regaño ni se molestó, dijimos: “Pole”, que es “lo siento”, cuidado con decir “Pole, pole”, que significa “despacio”, y comenzamos nuestro eterno viaje hasta Dodoma y conocimos de esta manera la "hora suajili", donde las 12.00 horas en suajili, es el amanecer, y las 24.00 horas son el atardecer, a partir de ahí, cuentan la primera hora del día, o la primera hora de noche, según el caso.
Antes de llegar a Mikumi, nos bajamos del Dalla-dalla, Omar compró "pienso para canarios", una especie de snack que se toma para desayunar, eso se atasca como nada que hubiéramos probado antes, Juan compró una especie de buñuelos redondos que hacen con arroz y tomamos algo antes de llegar a Morogoro, y lo que es el destino, mientras cruzábamos el P.N. de Mikumi, vimos nuestro primer búfalo, enorme,... gran cantidad de babuinos y alguna jirafa y grupos de ñus, además de observar la hierba quemada para que de nuevo broten hierbas tiernas.
El 13 de julio, se resume rápido, Dalla-dalla, dalla-dalla en condiciones lamentables hasta Morogoro, íbamos encajonados y después del amanecer que tuvimos,... la llegada a las 13.00 horas a Morogoro, Omar se bajó el primero en la estación de autobuses, y le dimos nuestras mochilas para poder salir del dalla-dalla, de repente: “¿Dónde está la mochila de Juan?, se la han llevado”, mientras la movía a toda velocidad con su mano izquierda, Blas y Juan sonreían y al final decidimos tomar algo allí, hasta las 14.00 horas que salía el autobús a Dodoma, este sí era más grande que los dallas-dalla habituales y el que nos llevaría hacia la capital del país.
El viaje a Dodoma fue un cúmulo de olores, paisajes y anécdotas, primero, estuvimos esperando hasta las 15.00 horas hasta que se llenó, decenas de vendedores nos ofrecieron de todo, era un auténtico caos; durante el viaje, se bajaban y subían al autobús todo tipo de personas, un grupo de masais que olían a cabra más que las propias cabras, una anciana subió con un pato que iba picoteando el codo de un pasajero somnoliento y allí, los tres “zhungus” observando las diferentes escenas.
Llegamos a Dodoma ya de noche, sobre las 19.00 horas y decidimos ir a pie a buscar nuestro alojamiento,  y a la segunda oportunidad encontramos tres habitaciones individuales en el Christian Council of Tanzania, por 12.000 TSH (6 euros) la habitación individual podíamos pasar allí las dos próximas noches y, en la rotonda principal al lado del templo hindú, un restaurante donde reponer fuerzas después de tantas horas en autobús, el cual nos sirvió como uno de los mejores lugares para reponer energías durante toda nuestra estancia en Tanzania.