El 10 de julio comenzaba nuestra experiencia en solitario y como grupo de tres compañeros de trabajo que decidimos allá por enero de 2011 realizar este viaje por tierras tanzanas, no sabíamos al principio si regresar sobre nuestros pasos hasta Mikumi o que nos dejara Amos en Iringa y desde ahí, ir a Mbeya en autobús, para llegar a Sumbawanga y coger el barco que sale de Kasanga, donde se filmó la película la “Reina de África”.
Al final decidimos que nos dejara en Mikumi, estar allí una tarde y organizar desde allí el viaje hacia Mang´ula, donde están las puertas al P.N. de los Montes Udzungwa.
Como siempre el día comenzó al amanecer, lo bueno que tiene visitar Tanzania es que se vive con la luz del día, ellos tienen todo el año doce horas de luz y doce horas de oscuridad, te acostumbras rápido a este horario y tu cuerpo no necesita siesta, ni nada que se le parezca. Sabíamos que teníamos unos 60 km. de caminos de tierra hasta llegar a Iringa y luego unos 200 k. hasta Mikumi, incluyendo las obras en la carretera que une Iringa con Mikumi, por lo que con paciencia encaramos el último día con Amos como guía, le pedimos a él si nos podía acompañar hasta Mang´ula, pero nos pedía 100 dólares, más alojamiento, la verdad es que si estás dispuesto a vivir la experiencia de los dalla-dallas y quieres vivir la compañía de cualquier animal o ir enlatado como una sardina en esos microbuses, se ahorra mucho dinero viajando en estos medios de transportes tanzanos, en definitiva, decidimos emprender nuestra aventura en solitario.
Antes de llegar a Iringa se averió el coche, una válvula de aceite se rompió, nos bajamos y hacia realmente frío, algunos de nosotros no pudimos soportar que en época seca y en África necesitáramos la manta y el impermeable, pero al final nos los pusimos, los chicos tanzanos sonreían al vernos, mientras veíamos como hacían un empalme y problema solucionado.
En Iringa, Amos lleno el depósito y previa parada en la zona de obras, todo de un tirón hasta Mikumi, aunque justo antes de llegar paró para comprar unos cubos de tomates y de cebollas, si ya de por sí iba a tope el maletero del Vitara, ahora esos cubos llenos de tomates y de cebollas nos acompañaban, por unos 12.000 TSH (6 euros), compró tres o cuatro cubos de tomates, dos o tres cubos de cebollas y algo más, supongo que tendría para todo el mes, eran cubos hasta la altura de la rodilla y de unos 50 cm. de diámetro, aproximadamente, aunque se lo metieron en unas bolsas de plástico negras, ya que los cubos son la medida.
Sobre las 13.00 horas llegaríamos a Mikumi, nos dejó en el Hotel Veta, podíamos dormir por 20.000 TSH (10 euros por persona), y la comida era excelente, unas estructuras en forma de sombrilla hacían de la comida un lugar ideal para organizar nuestro viaje en solitario, una vez allí, también nos quisieron engañar para ir al P.N. de los Montes de Udzungwa, por ir con nosotros 100 dólares más la entrada al parque que son 20 dólares, más 10 dólares del guía y 10 dólares del transporte, piensas que aquello es Europa y no te das cuenta, que el transporte local es muy barato, por 2.000 TSH (1 euro), puedes ir a cualquier sitio y muchas veces pagas 300 TSH (15 céntimos), por lo que merece la pena cogerlo y dejar de lado las comodidades del conductor privado, si además te quieres empapar de la cultura tanzana y de su estilo de vida, viajar en transporte local es toda una aventura y una gran experiencia.
Después de comer nos fuimos a preguntar los horarios a Mang´ula, seguíamos pensando con mentalidad occidental, en el cruce de carreteras entre Mikumi y Mang´ula pasan cientos de vehículos, en cualquiera de ellos te puedes subir y por 5.000 TSH (2 euros y medio) te acercan a Mang´ula, por lo que cuando quieras te pones con las mochilas en el cruce y en el primer dalla-dalla que pase, te subes y ya está.
Por la tarde dimos “mil” paseos por la carretera, es un hervidero de gente, de camiones y de vehículos de todo tipo, además se estaba celebrando la final de la Challenge Cup, supongo que era una final de los equipos tanzanos de fútbol, era curioso ver a la gente agolpada en los bares (chamizos) o en cualquier lugar que tuviese televisión para seguir al equipo de Dar y a su rival, nosotros subimos por una colina hasta llegar a un punto donde ver el atardecer, al llegar a ese punto un guarda de una zona de casas de algo más de nivel nos dio la bienvenida, nos dejó sentarnos en un banco y allí estuvimos hablando de la convivencia entre animales salvajes y agricultura, no todos teníamos la misma visión de la convivencia del hombre, la ganadería y los cultivos con el respeto a la vida salvaje.
Al bajar de la colina, nos detuvimos a tomar una cerveza en los múltiples locales al lado de la carretera, allá donde se ve una vitrina algo vieja con algo de pollo frito y unas patatas fritas, se puede encontrar un plato de arroz y alguna cerveza fría, así que cenamos por allí, seguramente que pollo y arroz antes de irnos al Hotel Veta y descansar del largo viaje.
La mañana del 11 de julio, comenzaba nuestra aventura por el interior de Tanzania, nuestro primer dalla-dalla y nuestro contacto más cercano con esa manera de vivir, lejos de las carreteras asfaltadas, del estrés por los horarios o las obligaciones del trabajo, una vida contemplativa, preocupada por tener las necesidades básicas cubiertas sin la obsesión por las posesiones o por los beneficios, una manera de vivir en sintonía con el medio donde se habita. Esa fue una de las sensaciones que tuvimos estos primeros días viajando por el interior de Tanzania.